El partido Verde: del dinamismo de la Ola al estanco de la disputa
Crónica historiográfica sobre la Ola Verde y sus impactos
Hace un año día por día y noche por noche, que Antanas Mockus, Enrique Peñalosa, Lucho Garzón y Sergio Fajardo nos tenían flotando en una nube de esperanza, que tenía preocupado a los actores más aquilatados del establecimiento. Era tal el optimismo que se respiraba en el campo verdolaga, que muchos bisoños se ilusionaron con una victoria en la primera vuelta. De la atmósfera positiva que los cuatro generaban, por do quier, dejó testimonio Juanita León, que escribió en La Silla vacía: “diluida la candidatura de Noemí Sanín, el candidato del Partido Verde se vuelve la verdadera amenaza para los uribistas.[i]”
Como los medios recuren a etiquetas folclóricas para nombrar a toda aquella tendencia social que rebasa lo normal, alguien en los medios se dio en llamar el fenómeno la Ola verde. Con esa etiqueta de cajón el fenómeno social en cuestión entró a la historia política nacional y bajo ese tropo acuático estamos obligados a registrarlo los historiadores. En el fondo dicha tendencia social era el resultado del entusiasmo de los sectores juveniles y universitarios frente a un discurso, que rompía con los paradigmas que habían dominado al país durante ocho años. Los jóvenes, haciendo gala de imaginación y dinamismo, desataron ese movimiento social, con el propósito de oxigenar la vida política nacional, que estaba copada por un discurso gazmoño –sazonado con un vocabulario de arriero[ii]- que servía de mampara para ocultar la corrupción[iii].
Los principios enarbolados por la Campaña Verde: la vida es sagrada, los recursos públicos son sagrados y no todo vale, hicieron que cundiera el pánico en los sectores más ultramontanos del estamento colombiano. Coreados, como un mantra por legiones de muchachos que vestidos de jeans y camisetas verdes invadían los centros comerciales y los parques, esos eslóganes simples pusieron a temblar –como nunca antes- a los sectores oficialistas, que respondieron con una campaña de publicidad negativa, cuyo calado no tiene parangón en la historia electoral moderna de Colombia. De un momento a otro aparecieron vallas publicitarias pagadas por anónimos, que asociaban al candidato verde con Chávez y las FARC en Villavicencio, pasacalles que presentaban a Mockus como un ateo amoral en Cali, equipos prepagos de comentaristas de periódicos, que operaban las 24 horas en las salas de Internet de la sede capitalina de una conocida universidad de garaje.
La campaña de descrédito rápidamente comenzó a dar frutos. De ese pandemónium conceptual, de baja estopa intelectual, quedaron para la historia, en las colillas de los medios electrónicos, panfletos que son joyas del lenguaje peyorativo. Ese es el caso del comentario de un televidente identificado bajo el nick de aciem[iv], que después de un debate televisado de los candidatos escribió en el portal de Citytv: “Antanas Mockus es un payaso sinvergüenza, amoral y loco que pretendió ser presidente de Colombia y le fué (sic) peor que a un perro en una misa. Las últimas informaciones dicen que gracias a la ayuda de Chavez (sic) está trabajando como payaso de un circo en un pueblito por allá en Venezuela”.
La canalla, –desde el solio de la Casa de Nari hasta la última plaza de mercado de la patria- atacó a Mockus sin tregua ni miramiento y el candidato verde, leal a sus principios pedagógicos, decidió no responder al insulto con el insulto. Su comedimiento en el trato del adversario y su interés por dejar un saldo pedagógico positivo en cada acción de campaña lo llevaron a enredarse en sus propias palabras y a responder con delicadeza, en aquellos instantes en los que debía usar un leguaje escueto y corrosivo.
En resumen, Mockus fue presentado como un hombre de pulso débil, como un caballo lisiado, como una figura pusilánime y sumisa[v]. Esos ataques, en un país que atravesaba una época donde el presidente –en persona su persona- llamaba a los jefes guerrilleros a ser machos y a dar la pelea de frente et increpaba a los homologos del vecindario –en las cumbres latinoamericanas de mandatarios- para que fueran varones, terminaron jugando en contra de la campaña verde. En los foros de los periódicos y revistas virtuales se decía de él que podría ser un buen presidente en Suiza, Holanda, Suecia o Lituania, pero no en Colombia, porque este país -como decía el maestro Echandía- es Cundinamarca y no Dinamarca. Además, no faltaba el que dijera que para gobernar “nuestro país se necesitan hombres que tengan tres huevos”, capaces de gritarle a cualquiera por teléfono “si lo veo le doy en la cara marica”.
La puesta en escena de esta campaña de descrédito fue ambientada con una invasión cuidadosa de las redes sociales y de YouTube con videos del mismo estilo. Para cerrar con broche de oro, la campaña que se reclamaba heredera de los verdaderos valores URIBISTAS, (con mayúsculas, porque el Dr. Uribe es un patrimonio nacional, dijo el director del Partido Conservador), introdujo en el debate electoral al gurú de las campañas sucias. El propio candidato oficialista lo presentó como un hombre “satanizado de forma exagerada”, por ser un estratega político “muy exitoso”. El enganche “del rey de la campaña negra” por parte de la campaña oficialista se hizo para “bloquear, distraer, dividir” al electorado mediante “el rumor” y revertir “la tendencia de caída que traía” la campaña “del Dr. Santos”[vi].
De los trucos deleznables, a los que suele recurrir el estratega enganchado para frenar el ascenso de Antanas Mockus y atajar el desbordamiento de la Ola verde, Nicolás Uribe, una de las pocas figuras creíble de esa federación de caciques regionales de pasado oscuro, conocida como Partido de la U, dijo: es un hombre que se caracteriza por organizar “todo tipo de artimañas, entre las que sobresalen por su bajeza y ordinariez, la de realizar fotomontajes inescrupulosos” [vii]. Bajo los consejos del gurú del descrédito, el sucesor de Álvaro Uribe recuperó el espacio perdido y pudo finalmente sentarse en el solio presidencial.
La victoria del oficialismo y la derrota del partido Verde en las justas electorales de 2010 eran cosas previsibles. Los verdes no tenían maquinaria electoral, contaba con poco dinero para invertir en publicidad y la mayoría de sus miembros no tenían experiencia en manejo de campañas nacionales con opción de poder. Su falta de recorrido en ese campo –más que las estrategias del gurú de la campaña sucia- los llevó a cometer errores garrafales, que terminaron por frenar el ascenso de su candidato.
Sumemos a lo anterior el hecho que los verdes estaban enfrentados al candidato del presidente mas popular en la historia reciente de Colombia. Éste, temeroso de que el ganador de la contienda fuera el candidato verde, cuya favorabilidad en el electorado de opinión había ascendido, porque representaba valores completamente opuestos a los que habían gobernado al país por ocho años, no se privó de promocionar al candidato que si podía “cuidarle los tres huevitos a la gallinita doña Rumbo”[viii].
Hoy, cuando el polvorín electoral de 2010 se ha disipado, un análisis de la Ola verde con cabeza fría nos permite ver los hechos desde una orbita diferente. En primer lugar, cuando se mira el asunto a la luz de la tradición electoral colombiana, donde las nuevas fuerzas políticas y las disidencias, nunca han podido conquistar el poder, como si ha sucedido, después de los años 90 en Perú (Alberto Fujimori y Alejandro Toledo), Venezuela (Hugo Chávez), Ecuador (Lucio Gutiérrez y Rafael Correa) y Bolivia (Evo Morales), el logro del Partido Verde en las presidenciales colombianas de 2010 fue una proeza.
A parte de Álvaro Uribe y del presidente Juan Manuel Santos, quienes más que liderar una nueva fuerza política, son caudillos de una coalición formada por jefes de viejas fuerzas políticas, en Colombia no hay otro caso de políticos disidentes o jefes de nuevos partidos, que hayan conquistado el poder.
Es dentro de ese contexto donde Antanas Mockus, un hombre reconocido por no ser un buen orador, ni por ser un político hábil, alcanza su importancia histórica. El sólo hecho de haber forzado la segunda vuelta, en un pulso desigual con las fuerzas uribistas, que no escatimaron ningún medio para conservar el poder, hizo del partido Verde un ganador.
Pero no sólo eso. El logro electoral del Partido Verde derribó varias de las paredes del pañol, donde se guardaba el legado que el presidente Uribe buscaba imponerle a su sucesor con la metáfora pedestre de los tres huevitos de la gallinita doña Rumbo. Es gracia a la atmósfera de rechazo a la corrupción, que surgió alrededor de la campaña de Mockus, que el gobierno del presidente Santos ha podido irse desmarcando lentamente del legado del uribato. Sin el discurso de Mockus en la campaña pasada –y lo que Mockus representa en sí- y sin el apoyo electoral de la opinión pública a ese discurso anticorrupción, el gobierno Santos no podría hoy sacar la pus, con solo poner el dedo sobre las pústulas, que le dejó por todo el país el régimen del egregio presidente Álvaro Uribe[ix].
En conclusión: el mayor impacto que ha generado el ingreso del Partido Verde –pero sobre todo el discurso de Antanas Mockus- al escenario político nacional está representado en el tímido levantamiento popular contra la corrupción a nivel nacional y el distanciamiento de Gustavo Petro –una vez pasada la contienda presidencial- de la posición oficial del Polo democrático frente al manejo clientelista y poco transparente de la alcaldía de Bogotá. Si hoy se habla abiertamente de corrupción en muchas regiones de Colombia, ello se le debe a Mockus. Es gracias a la tradición de transparencia y honradez, que él instauró en el manejo de los recursos públicos en Bogotá que hoy los bogotanos le hacen el feo, sin miramientos, a los Moreno Rojas. Por eso el Dr. Benedetti se ha convertido en el enemigo público número uno de Mockus y por eso los miembros del uribismo pura sangre lo detestan. Y tiene que ser así, pues Mockus representa todo lo contrario de lo que ellos son. Además, él sueña con un país diferente del país en el que ellos duermen y se despiertan todos los días.
Parafraseando a Fernando Araujo Perdomo[x], habría que decir que si Uribe es un patrimonio nacional para la clase política tradicional, Mockus es el mayor patrimonio del partido Verde, que convocó en las elecciones de 2010 a los colombianos que sueñan con un país decente, gobernado por una clase política potable.
Por eso entregarle el partido Verde, por una simple componenda electoral a los intereses uribistas es un despropósito.
El lodazal de las disputas en el Partido Verde
Nada parecía más claro; negro sobre blanco podría decirse, que el mandato que los 3.587.975 electores que votaron por su candidato presidencial le dieron al Partido Verde en las elecciones de junio de 2010: constituirse en una fuerza alternativa al uribismo imperante. Por eso resulta paradójico que los coqueteos de Uribe al Candidato oficial de este partido a la alcaldía de Bogotá se hayan convertido en la manzana de la discordia en el campo verdolaga. Más que eso: no tiene sentido que el Candidato oficial de dicho partido se haya dejado distraer por los “cantos de sirena”, que provienen de los arrecifes uribistas.
La causa principal de la fractura que hoy se advierte en el seno del partido verde es el apoyo de Uribe a Peñaloza y el orgullo que siente Peñalosa por contar con dicho apoyo. La incomodidad generada por la intromición de Uribe y toda la cúpula del Partido de la U en la vida del partido Verde, no le importa al peñalocismo. Éste, abanderado por Gilma Jiménez, considera dicha acto como un privilegio y por eso la senadora no se mide para decir que ve con buenos ojos el legado de Uribe –a pesar de todo lo que hoy sale al flote. Para Gilma –a quien sólo parece interesarle la victoria electoral en la capital- los escándalos del gobierno Uribe son cosas del pasado, por eso hay que pasar la pagina, y pensar en el futuro. Y en vista de asegurar ese futuro a ella no le importa ver en una misma tarima a Uribe y Mockus, sin importar que ellos representen dos países completamente opuestos.
Si lo que interesa es asegurar la victoria a como de lugar, hay que preguntarle a Peñaloza y al peñalocismo ¿por qué se opusieron con tanto ardor a la coalición con Gustavo Petro y el Polo en la contienda presidencial? ¿Por qué es legitima –dentro de la mecánica electoral- una coalición con Uribe e ilegitima una coalición con Petro?
Enrique Peñaloza, que tiene el prestigio mundial de ser un excelente administrador de ciudades y que arrancó punteando las encuestas sin el apoyo de Uribe, al igual que el séquito que lo sigue, parece que no se ha dado cuenta que tiene todas las cartas en la mano para desarrollar una campaña ganadora sin el padrinazgo de Uribe. La primera carta la representa la puesta en evidencia del error que cometieron los electores al no haberlo escogido, por escoger al candidato del Polo. Esa es una carta que vale su peso en oro a la luz del fracaso de la administración de Samuel Moreno.
¿Será que Peñaloza olvidó que en 2007 el alejamiento del electorado capitalino de su causa se produjo después que Uribe irrumpió, de manera arbitraria, en la campaña electoral y pidió el voto por él? ¿Será que Peñaloza no se ha dado cuenta que el electorado bogotano es uno de los electorados mas independiente de Colombia, un electorado que no sigue en las elecciones a alcandía las orientaciones de nadie y que en el pasado eligió a Luis Eduardo Garzón y a Samuel Moreno Rojas para oponerse a Uribe? Si no lo sabe que alguien se lo diga.
La segunda gran carta que tiene Enrique Peñaloza en su baraja es Mockus, un hombre que se ha hecho elegir en Bogotá saliendo de la nada y contrariando los pronósticos de las encuestas. Mockus es el hombre que le cambió la mentalidad a los capitalinos y todo el país hoy reconoce –incluidos los opositores de Mockus- que él dio inicio a una sucesión de alcaldías que marcaron una época de cambios positivos para la capital colombiana, que se interrumpió con la elección de Samuel Moreno Rojas. Con esa verdad histórica visible ¿por qué se deja Enrique Peñaloza distraer por los coqueteos de un expresidente cuestionado, cuyo legado histórico se descuaderna día tras día[xi] y cuyo equipo de gobierno se la ha pasado de estrado judicial en estrado judicial, después que se terminó su mandato? ¿Será que Peñaloza no se ha percatado que hace parte de un equipo que cuenta en su haber con los tres exalcaldes más exitosos de Bogotá?
Que alguien le haga caer en cuenta a Peñaloza, por si no se ha enterado, que la situación embarazosa que le ha sobrevenido al entorno uribista, por las indelicadezas cometidas durante el uribato, se sintetizan bien en una frase lapidaria, que Andrés Pastrana lanzó 10 días después que Uribe entregara el poder. Según el expresidente conservador mientras que a sus asesores “los estaban llamado al nuevo Gobierno de Santos, los asesores más cercanos de Uribe estaban siendo llamados a rendir indagatoria[xii]”. ¿Es con ese tipo de entorno que Peñaloza quiere llegar a la alcaldía de Bogotá a nombre del partido Verde? ¿Será que Peñaloza no se ha dado cuenta que el carrusel de los Nule ya salpicó, de manera directa, a dos de los miembros mas dilectos del círculo inmediato del inolvidable presidente Uribe y descabezó al gordo Bautista, uno de los mascarones de proa del Partido de la U, por fuera del parlamento?
Es tal el desdibujamiento que está sufriendo el legado histórico del gobierno Uribe, que cada día aumenta, en todos los rincones del país, el grupo de los que afirman –sin tapujos- que "El presidente Uribe actuó repetidamente y sistemáticamente con odio, rabia, rencor y ponzoñosa virulencia” y de ese modo “dio un ejemplo dañino a la población[xiii]”. Mal ejemplo que se evidencia en “la oscuridad y perversión de las chuzadas del DAS, lo tenebroso de los falsos positivos, la cacería de brujas permanente, el posible aprovechamiento familiar para hacer negocios, la corrupción exacerbada y la compra de la primera reelección”. Éstos eventos “también hacen parte del legado[xiv]” del gobierno Uribe. No está demás recordarle a Peñalosa que fue contra todo eso que votaron los electores que le apostaron al partido verde.
Frente a esos lunares, que son cada vez más evidentes y de los que hasta el propio heredero directo de Uribe intenta desmarcarse, vale la pena preguntar: ¿Cuál es el afán del ala peñalosista del partido Verde por acercarse a Uribe, en una época en la que, según el periodista Gabriel Ortis, “ya no pasa un día sin que aparezca un nuevo escándalo que cobije a funcionarios[xv]” de su gobierno? ¿De donde le proviene a Peñaloza esa vocación kamikaze o bordeline que lo lleva a acercarse, contra viento y marea, a una figura pública tan cuestionada por los sectores que mueven el voto de opinión, que es la fuerza electoral que elige alcaldes en Bogotá después de1994?
¿Será que Peñaloza sigue ensimismado con “los espejismos” generados por el discurso gazmoño y paternalista de Uribe? Como bien lo subraya Gabriel Ortiz en del diario conservador El Nuevo Siglo, con ese discurso nos engañaron “sin piedad alguna” durante ocho años y por eso ahora descubrimos con dolor que “Donde se ponga el dedo sale pus”[xvi]
No quiero ver a Peñaloza, pertrechado bajo el paraguas del expresidente Uribe, en un mano a mano con Gustavo Petro. Petro también será candidato a la alcaldía de Bogotá y ya en una entrevista, que está circulando en Factbook, soltó el primer cañonazo que nos advierte sobre el tono de su discurso contra los verdes si estos se abrazan con Uribe en las tarimas, como lo quiere Gilma Jiménez. Miren lo que dijo: “ Nosotros hemos propuesto un encuentro progresista en muchas regiones de Colombia. Se lo propusimos al Partido Verde para hacerlo de forma coordinada en todo el país, pero ellos prefirieron su alianza con (Álvaro) Uribe y nosotros no podemos meternos en eso, porque obviamente una alianza con él no es progresista ni democrática. [...]Igual que el Partido Verde pudo aliarse con Uribe en un acuerdo que nada tiene que ver con el progresismo, a mi me gustaría que diversas fuerzas que sí lo son incluidos sectores verdes pudieran encontrarse en un programa y una candidatura comunes”. En opinión de Petro la lucha en Bogotá va a ser “entre un candidato progresista como sería yo y el candidato oficial del poder, que es (Enrique) Peñalosa.”
Si el partido verde se cuelga en Bogotá la etiqueta uribista, habrá sacrificado el capital electoral que cosechó en la contienda electoral bajo la conducción de Antanas Mockus. Gracias a su rectitud en la gestión de los recursos públicos y a su empeño por construir cultura ciudadana, Mockus se convirtió en el estandarte del discurso contra la corrupción y le heredó al partido verde ese legado.
Pero el partido no es la única instancia política que puede reclamar esa bandera. Por sus debates cimeros contra la para-política y la farco-política, por haberse alejado del Polo a tiempo y por haber destapado la hoya podrida de la corrupción en Bogotá, Gustavo Petro es una de las figuras más creíbles en el tema anticorrupción, que existe en la Colombia de estos momentos. Si la alianza Peñaloza-Uribe cuaja y Petro es el adversario de Peñalosa en Bogotá, la imagen del partido verde quedara averiada y el daño será irreparable, aunque Peñaloza sea elegido. Si Petro gana la alcaldía, Peñaloza y el peñalosismo habrán firmado el acta de difusión del partido a nivel nacional, porque en Colombia –país centralista hasta los tuétanos-, en materia política lo que pasa en la capital, para un partido emergente y alternativo, pasa en todo el país.
[i] Juanita León, “La ola de Mockus alcanza a Santos,” La Silla Vacia.com, 23 de Abril, 2010 12:36 am. http://www.acapela.tv/en/talking-card/UncleSam/
[ii] Tele noticiero noticias Uno, “Uribe dice ’le voy a dar en la cara marica’ 9 dic. 2007”, http://www.youtube.com/watch?v=QjT2OONKmZ0
[iii]Valentina Díaz Gómez, “La corrupción en tiempos de Uribe”, Blog Realidades Colombianas, http://realidades.lacoctelera.net/post/2009/11/21/la-corrupcion-tiempos-uribe
[iv] “aciem”, comentario publicado el publicado el 16 de junio de 2010 en el portal de Citytv.com.co, http://www.citytv.com.co/videos/88852/mockus-pregunta-a-juan-manuel-santos-el-gobierno-de-uribe-es-corrupto-cual-es-su-posicion
[v] Ver el grupo de Facebook, « NO A MOCKUS, SI A SANTOS "URIBE PATRIMONIO NACIONAL", http://www.facebook.com/group.php?gid=117647478255900&v=wall
[vi] Javier Aparisi, “JJ. Rendón: un estratega sin contrato”, nota de BBC mundo reproducida por Semana.com (Bogotá) Martes 11 Mayo 2010, http://www.semana.com/politica/jj-rendon-estratega-contrato/138785-3.aspx
[vii] Redacción de la revista Semana, “JJ. Rendón: el enigma detrás del polémico estratega”, Revista Semana, Martes 4 Mayo 2010, http://www.semana.com/politica/jj-rendon-enigma-detras-del-polemico-estratega/138465-3.aspx
[viii] Paola Rojas, “A ‘Doña Rumbo’ y sus tres huevitos también se les agota el tiempo” , Diario La Opinión (Cucuta), 17 Julio 2010, http://www.laopinion.com.co/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=355039&Itemid=33
[ix]Noticias Caracol, “"Donde uno pone el dedo sale pus", Multimedios de El Espectador.com, (Bogotá), política, 3 de marzo 2011 - 7:59 am. http://www.elespectador.com/noticias/politica/video-254478-donde-uno-pone-el-dedo-sale-pus
[x] Redacción política de El Espectador, “Conservadores descartan alianza con Mockus para segunda vuelta”, El Espectador (Bogotá), política, 28 de abril de 2010, http://m.elespectador.com/noticias/politica/articulo200525-conservadores-descartan-alianza-mockus-segunda-vuelta
[xi] Rodrigo Hurtado Sabogal, “¿Todo fue a sus espaldas?: Síntesis de algunas de las causas pendientes en los tribunales nacionales e internacionales contra el presidente Uribe, sus familiares y altos funcionarios de su gobierno”, Razón Pública, lunes, 19 de julio de 2010 http://www.razonpublica.com/razon_publica/index.php?option=com_content&task=view&id=1157&Itemid=339
[xii]Agencia EFE “Ex presidente dice que Chávez dio un “cambio importante” al condenar lucha armada”, Portal de Noticias 365, 17 agoto de 2010, http://www.noticias365.com.ve/temas/al-dia/venezuela/ex-presidente-dice-que-chavez-dio-un-cambio-importante-al-condenar-lucha-armada/
[xiii] Ricardo Correa Robledo, “El gobierno Uribe: luces y sombras” La patria.com, (Manizales), opinión, 5 de agosto de 2010, http://www.lapatria.com/story/el-gobierno-uribe-luces-y-sombras
[xiv] Ídem.
[xv]Gabriel Ortiz ¿Dónde estaba el capitán?, Viernes, 06 de Mayo de 2011 00:00, portal denunciando.com, http://www.denunciando.com/politica-y-sociedad-85/446920-donde-estaba-el-capitan.html
[xvi]Gabriel Ortiz, “El dedo y la pus”, El Nuevo Siglo, Bogotá, opinión, viernes, 11 de Marzo de 2011, http://www.elnuevosiglo.com.co/editoriales/opinion/150-gabriel-ortiz-/31799-el-dedo-y-la-pus.html
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Pacho -
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