Proscrito
Fui expulsado de mi congregación por mi pastor. Dios ha querido que me encontrara bebiendo vino y riendo de la vida con mis amigos “del mundo”. Encontrándome en flagrancia, en tono grave, me preguntó:
- ¿sabía usted amado hermano que el alcohol y las malas compañías pueden ser un camino de perdición para un hombre bueno?
Carburado por el alcohol y la alegría le contesté:
Pastor, para aquellos que no saben gobernar la razón y las emociones todo lo que existe en este mundo, Dios incluido, puede ser un camino de perdición.
Sin mirarme a los ojos me dijo:
- No vaya más a mi templo. ¡Usted puede ser un mal ejemplo para la congregación!
Sé que lo dijo en serio porque se fue sin despedirse.
Autor: Enoi Humanez Blanquicett
Montrea, marzo 15 de 2011.
Nota: Este cuento puede ser difundido siempre y cuando se respeten los derechos de autor.
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